Efectos de la vacunación frente a la paratuberculosis sobre los parámetros productivos en un rebaño de ovejas de leche
Valentín Pérez
Catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de León
03/11/2023La paratuberculosis es una enfermedad crónica que afecta a los rumiantes domésticos y silvestres. Es una patología digestiva que cura con adelgazamiento progresivo y diarrea, siempre en animales adultos. La causa es una micobacteria, Mycobacterium avium subsp paratuberculosis (Map), que tiene la particularidad, como todas las micobacterias, de tener una pared muy gruesa y rica en lípidos. Eso hace que sea extremadamente resistente en el medio ambiente, sobre todo si está protegida con heces.
Una vez infectados, los animales desarrollan una enteritis crónica y una enteritis granulomatosa crónica. Por lo tanto, está asociado a una disminución de la absorción de nutrientes que afecta el intestino delgado. Al mantenerse esa inflamación crónica, exige un gran gasto de energía y hace que el principal síntoma de esta enfermedad sea el adelgazamiento progresivo. La enfermedad se presenta en forma de goteo, siempre animales a partir del año y medio o dos años de vida. A veces aparece acompañado de diarreas verdosas pastosas.
La infección se produce siempre en las primeras semanas de vida, aunque la enfermedad tarda mucho en desarrollarse. La principal vía de contagio es la ingestión de la bacteria que se eliminaría por las heces de los animales infectados contaminando la zona de la ubre. Los corderos ingieren la bacteria y se infectan, aunque se necesitan largos periodos de tiempo para acabar en la enfermedad clínica. De todos modos, no todos los animales que se infectan van a acabar desarrollando la enfermedad. Es un ejemplo típico de lo que se llama ‘enfermedades en iceberg’, ya que se observa que hay paratuberculosis cuando salta la sintomatología en un número muy reducido, pero por debajo hay un grupo muy relevante de animales subclínicos, aparentemente sanos, pero excretores. Y más abajo hay un grupo mayor de infección silente, es decir, de animales que algunos pueden estar infectados y otros no, en los que es muy difícil detectar la infección. Por último, habría un grupo muy importante de animales en principio estériles, que han tenido contacto con la infección, pero no se han infectado.
Relevancia y control de la paratuberculosis
Su importancia radica fundamentalmente en pérdidas económicas. Algunas de ellas son directas, como el aumento de la tasa de reposición por desvieje prematuro y la muerte de animales, ya que es una enfermedad que no tiene tratamiento, que puede llegar hasta el 10%, aunque los estudios en ovino indican mortalidades entre el 4% y el 5%. Hay una mortalidad mayor en ovino de leche, posiblemente por el manejo y la presión de infección que hay en condiciones intensivas. La mayor parte de los casos clínicos se concentran entre los dos y los cinco años, porque antes no da tiempo a que la infección se desarrolle. A partir de esa edad, los animales que no tienen infección tienen una cierta resistencia individual, que es algo que se está estudiando en ganado vacuno.
Además, hay pérdidas indirectas. Existe una disminución de la fertilidad y una disminución de la producción de leche, además de una mayor susceptibilidad a mamitis. En un estudio realizado en cinco rebaños de leche de Castilla y León, se vio una reducción de la producción de las ovejas seropositivas, aunque no hubiera una clínica relevante, que podía llegar hasta el 29,2%. En el caso de ovejas de carne, se realizó un estudio en Nueva Zelanda en el año 2017 con 20 rebaños de carne y lana. La mortalidad media anual por paratuberculosis se situó en el 1,83%, por lo que el coste por oveja sería de 4,43 euros.
Esta importancia de la paratuberculosis provoca que se hayan desarrollado e instaurado procedimientos de control como los que se realizan con otras enfermedades infecciosas, que consiste en eliminar los animales infectados y los excretores. Es un procedimiento típico clásico y se ha aplicado principalmente en ganado vacuno. Se trata de un procedimiento muy lento, porque hay que identificar los excretores en heces, algo que es prácticamente inviable en ovino, y el coste es elevado.
Por lo tanto, el método más recomendable de control es la vacunación. Hay muchas evidencias de que disminuye la tasa de excreción fecal en los animales vacunados y, por lo tanto, la presión de infección en el rebaño y el número de casos clínicos. Es cierto que los animales vacunados se siguen infectando, pero en ellos la infección cambia su progresión. La respuesta inmunitaria que se establece en el animal hace que esa infección no progrese hacia las formas clínicas y se quede de forma latente.
En términos de coste-beneficio, es el método que se considera más eficaz. La vacuna se administra una única vez en la vida del animal. Se suele recomendar la vacunación en la recría, a los cuatro o cinco meses de edad cuando ya se sabe que los animales se van a quedar en la explotación y tienen un sistema inmunitario lo suficientemente maduro para desarrollar la respuesta adecuada frente a la vacuna. La inoculación es subcutánea. Hoy por hoy, no hay pruebas que discriminen infectados de vacunados, pero sí se sabe que la vacunación es eficaz en controlar la enfermedad. En el estudio citado anteriormente en Nueva Zelanda, vacunando el 60% de los efectivos se establece una proporción en favor del uso de la vacuna de 4,2 en beneficio-coste.
Estudio en ovino
Hemos realizado un estudio con el objetivo de ver qué efectos puede tener la vacunación frente a paratuberculosis. Ya se sabe que los tienen en el control de la enfermedad, pero aquí se estudiaron sobre diversos parámetros productivos: longevidad de los animales, producción de leche y número de corderos nacidos de esos animales vacunados.
El estudio se realizó en un rebaño comercial de ovino de leche de la provincia de Palencia. Se trata de un rebaño de raza Assaf de manejo intensivo. Cuando comienza el estudio, tenía aproximadamente 1.000 ovejas adultas y un historial de casos de paratuberculosis en algún muestreo que se hizo, con un 4% de seroprevalencia.
En este estudio se decidió vacunar con Gudair, que es la vacuna que está autorizada para su uso en pequeños rumiantes, a un 50% de la reposición, que son 227 animales. No se hace ninguna distinción en el manejo entre los animales vacunados y los no vacunados. Durante los siguientes ocho años, se van recogiendo los datos: número de lactaciones, litros de leche por lactación y número total de corderos nacidos de las ovejas controladas. Con todos estos datos se realiza un análisis estadístico.
Se produce una disminución del número de casos clínicos de paratuberculosis, que prácticamente acaban desapareciendo. Después de los ocho años, hay doce ovejas que permanecen todavía vivas del grupo de las vacunadas y solamente una de las no vacunadas, es decir, hay una disminución del número de esos animales del 97%. La mortalidad es mayor entre el grupo de animales no vacunados.
Respecto al número de lactaciones, que es un parámetro relacionado con el número de partos, también fue significativamente mayor en el grupo de los animales vacunados (1.769) que en los no vacunados (1.369). Un resultado similar pasa con los litros de leche medios, en los que se observa una disminución en la producción de leche en los animales no vacunados (199,43 litros) respecto a los vacunados (225,2 litros). También se observa en el número de corderos nacidos de esas ovejas, con 2.477 de las ovejas vacunadas y 2.032 de las ovejas no vacunadas.
Los resultados indican que la vacunación frente paratuberculosis tuvo un efecto claramente positivo en los parámetros productivos que se evaluaron: longevidad de los animales, producción de leche tanto en cantidad como número de lactaciones y el número de corderos nacidos.
Este efecto beneficioso podría estar relacionado con la disminución en el número de casos clínicos de la enfermedad observado en el rebaño tras la vacunación, pero también con una protección heteróloga inespecífica frente a otros patógenos, como recientemente se ha sugerido que sucedería tras la vacunación con BCG en humanos, o en paratuberculosis. Se trata de un concepto que los médicos que trabajan en inmunología humana llaman ‘inmunidad entrenada’. El mecanismo básico es que una vacuna confiere una respuesta inmune de memoria de tipo adaptativo sobre las células inmunitarias, que quedan sensibilizadas para infecciones posteriores, con una serie de cambio epigenéticos, por lo que serían capaces de producir citoquinas, que son capaces de producir una respuesta más efectiva que la innata. En el caso de la vacunación contra la paratuberculosis, también podría estar operando una protección heterológica.
Conclusiones
- La vacunación frente a paratuberculosis tiene un efecto positivo sobre algunos parámetros productivos en un rebaño de ovino lechero.
- Este efecto podría deberse a una disminución en el número de casos clínicos de la enfermedad, o a otros factores relacionados con una mejora sustancial del estado sanitario general del rebaño. Se requieren nuevos estudios para verificar estas hipótesis.
- La vacunación frente a paratuberculosis debería ser una medida recomendable en rebaños donde la infección por Map está presente.