Monitorizando la salud para la reproducción
Antón Esnal de la Presa
Director técnico en Analítica Veterinaria
20/10/2021Monitorización de enfermedades infecciosas
Respecto a las patologías infecciosas, cada uno de los agentes implicados tiene unas características epidemiológicas que condicionan los planes de vigilancia para su control. Existen enfermedades infecciosas de varios tipos: de carácter contagioso que se transmiten de forma horizontal (Chlamydia sp., Coxiella sp., virus Border), de transmisión sexual (Brucella ovis), de transmisión alimentaria a partir de agua o alimento (Toxoplasma sp.) o de transmisión mixta alimentaria y horizontal (Salmonella sp., Listeria sp. y Campylobacter sp).
Control de entrada de animales
Se debe garantizar que no entran agentes infecciosos a la explotación mediante la compra de recría o de sementales. Por lo tanto, se deben establecer medidas de vigilancia analítica y cuarentena.
La principal de ellas es la serología. En el caso de Chlamydia y Coxiella, se debe tener en cuenta que es muy difícil garantizar que la explotación de origen sea indemne, por lo que se debe analizar serológicamente la totalidad de los animales que se incorporen.
También se pueden incorporar técnicas de diagnóstico directo de las bacterias, mediante herramientas analíticas de alta sensibilidad como la PCR, que permite trabajar en formato de ‘pooles’ reduciendo costes.
Hay algunas excepciones como la toxoplasmosis, en la que la incorporación de animales positivos no es de alto riesgo, puesto que son animales protegidos ante la enfermedad. En el caso del virus Border, la serología no tiene tanto interés, ya que se trata de evitar los animales persistentemente infectados, que normalmente son seronegativos, por lo que se debe cambiar la estrategia a la búsqueda directa de la presencia del virus en la sangre de estos animales mediante PCR.
Además, en todos los casos, las serologías permiten seleccionar poblaciones seronegativas que permitan realizar chequeos en el futuro como grupos centinela.
Control analítico de alimentos y agua
El control del agua es importante, fundamentalmente cuando el origen no es de saneamiento público, sino menos seguro como pozos o manantiales. En estos casos, es casi obligado establecer controles analíticos periódicos que permitan detectar microorganismos de potencial repercusión reproductiva. Dentro de estos controles del agua, se deben tener en cuenta también algunos compuestos químicos que tienen repercusión sobre la reproducción, como el contenido en nitratos y nitritos, que pueden producir metahemoglobinemia fetal y abortos.
Perfiles serológicos en reposición
Se deben establecer sistemas de vigilancia para detectar precozmente la circulación en el rebaño de algún agente patógeno, a través de los perfiles serológicos. Son muy interesantes en animales jóvenes, porque en estos lotes la seropositividad es sinónimo de circulación reciente del agente. La detección precoz de seroconversiones permitirá establecer medidas específicas de control y estar prevenidos ante la presentación futura de abortos.
Se pueden realizar en lotes de diez animales, o un 10% del colectivo para lotes de más de 100 corderas, con animales nacidos en la explotación para garantizar que la seropositividad se debe a un contacto interno, y deben chequearse animales de más de cuatro meses para evitar la interferencia de anticuerpos maternos.
Los seroperfiles pueden ayudar a tomar decisiones. Si se encuentra Chlamydia, se puede tomar la decisión de vacunar o adelantar la vacunación. Lo mismo ocurre si se encuentra seropositividad en Coxiella, aunque en este caso la decisión de vacunar se basa también en pruebas complementarias, como demostrar la circulación actual del agente mediante PCR. Si la positividad es en Toxoplasma, además de valorar la posibilidad de vacunar, se deben mejorar procedimientos como el control de la población de gatos, control de roedores, blindaje de los almacenes de alimentos frente al acceso de gatos o control de garantía para los forrajes comprados. Si la positividad es ante el virus Border, se concluye que ha habido presencia de un animal portador persistente de forma reciente y se puede abordar el control mediante la detección de esos animales PI, primero en la reposición y luego en el resto del rebaño, con monitorización mediante PCR en leche de tanque y seroperfiles en población centinela.
Diagnóstico precoz de abortos
Se trata de analizar abortos que se produzcan de forma esporádica, con el objetivo de detectar precozmente posibles agentes infecciosos para establecer terapias antibióticas o incorporar nuevas vacunas al plan sanitario.
Cuando se producen abortos puntuales, es interesante realizar al menos un primer examen para identificar si son por una causa infecciosa, para lo que puede servir un simple análisis macroscópico de placentas.
Control sanitario de sementales
Los sementales tienen patologías muy específicas que afectan a la reproducción y a la fertilidad y que pueden ser transmitidas a las hembras. Algunos ejemplos son Brucella ovis y Actinobacillus seminis. El análisis serológico y la detección en semen por PCR son herramientas diagnósticas disponibles.
Monitorización de factores no infecciosos
La subnutrición es el factor más importante. Se da más en sistemas extensivos, en ocasiones de forma estacional, pero condicionan el éxito reproductivo del rebaño. La subnutrición y, sobre todo, el déficit de energía produce retraso de la ciclicidad ovárica postparto, reduce la tasa de preñez, retrasa el crecimiento de los embriones, reduce la concentración de progesterona en endometrio, entre otros efectos negativos.
Estudios en vacuno lechero señalan que la condición corporal y el balance energético negativo son siempre los principales parámetros predictivos de fertilidad.
La subnutrición puede no ser generalizada, sino concretarse de forma específica en determinados macrominerales, microminerales, vitaminas, aminoácidos…
Por su parte, el desbalance entre energía y proteína es más habitual en sistemas intensivos. Raciones con baja energía y alta proteína pueden reducir la fertilidad.
Balance energético negativo
Las etapas productivas en las que se debe prestar más atención son el final de la gestación y el inicio de la lactación hasta el pico de lactación.
Con un balance energético negativo, se producen una serie de desencadenantes de tipo fundamentalmente hormonal, que inducen una metabolización importante de grasas para generar la energía de la que carece la dieta. Esta lipolisis genera la aparición de ácidos grasos no esterificados (NEFA), que viajan hasta el hígado. En este punto puede haber varias rutas metabólicas en función del aporte de carbohidratos. Puede haber oxidación total, que es inocuo para el animal. Pero si el aporte de carbohidratos está limitado, los ácidos grasos van a provocar una cetogénesis, que deriva en la aparición de cuerpos cetónicos, con la consiguiente cetosis. El más importante de los cuerpos cetónicos es el BHB, cuya eliminación en orina genera la pérdida de electrolitos como sodio, potasio o calcio, con hipocalcemia consecuente. Además, pueden producir acidosis.
Además, la afluencia importante de grasa al hígado genera una reesterificación, generando de nuevo triglicéridos que viajan a los tejidos asociados al colesterol. La capacidad del hígado de liberarse de estas grasas es limitada y habrá un acúmulo de grasa en los hepatocitos, produciendo esteatosis hepática, con un mal funcionamiento del hígado y un incremento de las enzimas hepáticas. También se produce una limitación de la capacidad neoglocugénica del hígado. Además, los rumiantes supeditan su propia glucemia a la del feto y a la producción de leche a través de la lactosa, sufriendo hipoglucemias.
Todos estos parámetros se pueden monitorizar a nivel laboratorial para intentar determinar si hay problemas en el balance energético. Los NEFA demuestran un balance energético negativo con movilización de grasa. Si los NEFA están altos y el colesterol está bajo, se favorece el colapso hepático, impidiendo la salida de la grasa del hígado. El BHB confirma la presencia de cetosis clínica o subclínica. Cada parámetro tiene sus valores de referencia que deben ser adaptados por cada técnico y en cada circunstancia: explotación, tipo de producción, raza…
Desbalance energía/proteína
Si se tiene mucha proteína degradable que debe transformarse en proteína microbiana y falta energía, parte del amonio no podrá convertirse y se transforma en urea. La urea se disemina en plasma y llega a la leche, siendo parámetros ambos que se pueden investigar para saber si los niveles de producción de urea son excesivos. Si la proteína en dieta es muy baja, a nivel sanguíneo puede descender la albúmina y las proteínas séricas totales.
La urea es un valor muy predictivo del nivel productivo, pero se reduce la fertilidad cuando está en niveles muy altos: reduce la movilidad y viabilidad de los espermatozoides, reduce la viabilidad de los embriones, altera el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, produce cambios hostiles en el útero para la maduración del óvulo etc.
Perfiles metabólicos
Los perfiles metabólicos son la evaluación de los parámetros analíticos anteriores de forma planificada y con un objetivo concreto. Cuando se establecen perfiles metabólicos con un objetivo reproductivo, se deben evaluar diferentes estados: preparto, postparto o pico de lactación y de mitad a final de lactación. Se puede trabajar con animales individuales o con ‘pooles’. Se debe atender a varios requisitos: animales con condición corporal y aspecto clínico homogéneos y representativos, analizar por separado animales afectados clínicamente, evitar la extracción en las seis horas siguientes a la administración de alimento y consultar al laboratorio sobre las condiciones de recogida, conservación y envío.
Carencias vitamínico-minerales
Existen quince minerales esenciales en el caso del ganado ovino, con una importancia fundamental en el funcionamiento enzimático y hormonal. Algunos de ellos tienen una especial relevancia en el aspecto reproductivo, como son el selenio, el zinc y el yodo.
Por lo que respecta al yodo, su deficiencia puede producir bocio, que es congénito si se traslada al feto. En el caso de que el bocio sea clínico, puede ser fácilmente detectable con la observación de una hipertrofia de la glándula tiroides. Cuando la deficiencia cursa de forma subclínica, puede producir problemas reproductivos como supresión de celos, reabsorción fetal, ralentización del desarrollo fetal… Se suele asociar a animales de reposición en pastoreo que no reciben suplementación vitamínico-mineral. En este caso, la TSH aumenta con la deficiencia de yodo, y puede ser monitorizada laboratorialmente.
Por lo que respecta al selenio, es importante para múltiples actividades metabólicas del organismo: síntesis de vitaminas y hormonas, actividad enzimática, transporte de oxígeno etc. Una tarea fundamental es la de integrar una enzima antioxidante que es la Glutation Peroxidasa (GSH-Px). El 75% del selenio de un animal integra esta enzima, que es esencial en la reducción de peróxidos, que son radicales libres que destruyen las membranas celulares. Está demostrado que pueden destruir las membranas del cuerpo lúteo y de un embrión incipiente. La GSH-Px puede ser analizada en laboratorio, por su mayor sencillez, como estimador indirecto de una posible deficiencia de selenio. Es un mineral de interés en rebaños en pastoreo y mal suplementados, con una repercusión reproductiva relativamente importante.