23/06/2020 - 09/07/2020

XXII Foro Nacional de Ovino 2020

Bioseguridad y tecnología definen un nuevo modelo de producción ovina para el siglo XXI

Actas XXII Foro Nacional de Ovino 2020 – 14ª Ponencia – Seminario 5: ‘Innovación en la nutrición del ovino’

La biotecnología como herramienta básica para la mejora en la nutrición ovina

Cristina Castillo Rodríguez

Veterinaria y Profesora Titular de la Facultad de Veterinaria de Lugo de la Universidad de Santiago de Compostela

27/11/2020
El sector agropecuario ha tenido que hacer frente a retos muy diferentes en los últimos años, como ha sido el cambio en la dinámica de los consumidores, a veces reticentes a tomar derivados cárnicos y lácteos. También ha afectado la superpoblación, que ha obligado a una producción acelerada de carne y leche dirigida a los países carentes de estos recursos, y la sobreexplotación del suelo, con una profunda degradación de la tierra. Estos acontecimientos han obligado a la búsqueda de alternativas para solucionar estos retos, en particular en el sector ovino. Con el paso del tiempo, se ha ido imponiendo la biotecnología.
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La producción ovina está siendo cuestionada por su rentabilidad, su potencial poder contaminante y los cambios en los gustos de los consumidores, donde hay muchos mitos y falsedades. Las ciencias veterinarias, en concreto la ovinotecnia, tienen ante sí un reto que puede condicionar su existencia en el marco de las condiciones exigidas.

En los próximos años, los enfoques de la profesión deberán conjugarse con otros sectores relacionados con la ganadería, así como el procesamiento de los productos finales (carne, leche y derivados).

En definitiva, el mundo está cambiando y la ovinotecnia ha de estar preparada. La nueva ganadería ha de ser sostenible, pero también rentable.

Los veterinarios tienen la mayor parte de su formación en el aspecto clínico, en los más variados aspectos, dando respuestas y soluciones a los problemas que van surgiendo en las explotaciones. Sin embargo, el veterinario tiene que desarrollar también una labor de gestión de explotación. Ello implica que, debe haber una multidisciplinariedad, trabajando en conjunto con otras profesiones que hace años podían parecer lejanas: informáticos, economistas, arquitectos… Por su importancia, se deben destacar los medios de comunicación. Es necesario que la sociedad, a través de los canales más sencillos (televisión, prensa, medios de divulgación), sea conocedora de los esfuerzos que se están realizando en el sector ovino para garantizar la sostenibilidad, la calidad de vida, el bienestar animal, para ofrecer un producto de calidad y lo que es muy importante el relanzamiento del mundo rural que conlleva. En este contexto, el granjero es el elemento clave, ya que es el principal aliado a la hora de implementar las medidas que se van a ir adoptando. El veterinario no tiene que saber de todo y gestionar todo, sino que se debe trabajar en conjunto.

La biotecnología aplicada a la nueva ciencia veterinaria

La aplicación de la biotecnología en la veterinaria comenzó hace unas décadas, con la mejora en la inseminación artificial en el aspecto reproductivo, la mejora de las razas en el aspecto genético y de la nutrición, con la elaboración de piensos altamente energéticos y ricos en proteínas que favorecían un desarrollo rápido de la madre y de las crías.

Los nuevos retos del futuro se cifran en muchos niveles y son los retos que definirán la supervivencia de la ovinotecnia como industria: cultivos genéticamente modificados, nuevos alimentos para el ganado que no compitan con la alimentación humana, mejora genética con la resistencia a enfermedades, aplicación de la nanotecnología, redefinición de los sistemas de producción, desarrollo de la biología sintética, incrementar los esfuerzos de investigación hacia el concepto de ‘alimento enriquecido’, aumento del control de los residuos en los productos lácteos y cárnicos, control de la eliminación de residuos en las granjas, promover el desarrollo de las redes sociales…

La nutrición ovina como medida biotecnológica para la mejora en la productividad y rentabilidad pasa por un principio básico: la nutrición va ligada al fisiologismo. Se deben tener varios aspectos en cuenta, como es el exceso de proteínas en la ración, ya que constituye un gasto innecesario y además aumenta el riesgo de enfermedades a consecuencia del desarrollo de lo que se conoce como ‘estrés nitrosativo (EN)’.

En lo que respecta a la energía, también supone un gasto económico, sobre todo cuando se aporta un exceso de la misma en momentos inadecuados, ya que incrementa el riesgo de enfermedades, a consecuencia del desarrollo de un estado de balance energético negativo (BEN) y estrés oxidativo (EO), implicando un sobrecoste en gastos sanitarios unido a una merma en la producción.

Por su parte, la fibra siempre debe intentar obtenerse de la zona, o incluso a través de subproductos de industrias locales. En cuanto a los minerales y las vitaminas, deben estar administradas en proporciones adecuadas y con la introducción a mayores de antioxidantes.

No debemos olvidar la minimización en la producción de metano, no tanto por su poder contaminante que ha quedado cuestionada durante la pandemia, sino porque la propia síntesis del mismo supone un gasto energético que va en detrimento de otras funciones corporales. Por lo tanto, si se regula la producción de metano, se está derivando energía a otras actividades orgánicas que lo pueden necesitar.

La biotecnología aplicada en tiempos pasados ha tenido una serie de resultados. Un primer efecto es que las ovejas lecheras han cambiado su metabolismo y la distribución de nutrientes, aumentando la producción de leche. A consecuencia de este incremento, han ido apareciendo nuevas enfermedades metabólicas y más complejas. Además, éstas tienden a aparecer en un momento en el que el fisiologismo del animal se ve sobrepasado. Ese momento tan peligroso es la fase de transición.

La mayor producción ha derivado en una oveja lechera con grandes poderes económicos, hasta el punto que, en casos extremos, se ha llegado a ‘frisonizar’ la oveja lechera. En ganado bovino, se han tenido muchos aciertos, pero también se han cometido grandes errores y se han creado auténticas máquinas de producción láctea. Sin embargo, ahora se está intentando revertir y minimizar dichos errores, pero no siempre es posible. En el ovino se deben intentar evitar los fallos cometidos en la especie bovina, ya que no se tuvo en cuenta el coste de producción a nivel de vida útil en el animal, los gastos sanitarios derivados de curar dichas en enfermedades amén de que se pone en tela de juicio el bienestar animal por parte del consumidor. De hecho, el lobby vegano-vegetariano es lo primero que rechaza de este sistema productivo. Parece cada vez más evidente que este sistema de producción intensiva y a pleno rendimiento no tiene salida en la sociedad actual. La transformación ha de venir por otro camino.

Fase de transición

La fase de transición en una oveja, que está definida desde un punto de vista metabólico como el intervalo que va entre tres semanas antes del parto y un mes después del mismo, produce una alteración en la metabolización de nutrientes. Es una situación en la que hay una disminución de la ingesta, con un crecimiento exponencial de los fetos, al tiempo que comienza la lactogénesis. En ese mismo período, aumenta la actividad metabólica y hay un proceso inflamatorio que facilita el parto. Ante esta situación, se producen unas demandas particulares de energía, proteínas, vitaminas, minerales… En esta complicada situación, el equilibrio entre lo que demanda el animal y lo que se le debe ofertar se consigue mediante un adecuado ajuste del manejo y la dieta.

Necesidad de glucosa

A medida que se acerca el momento del parto, el crecimiento del feto como hemos señalado, es exponencial, con las consiguientes demandas de minerales y glucosa para su conformación final. El problema suele llegar cuando se acerca el fin de la preñez. Las demandas de energía derivadas de la síntesis de calostro/leche superan con creces a las demandas energéticas derivadas del crecimiento de los fetos. Por lo tanto, va a tener lugar una movilización lipídica y proteica en el que, si la madre no ha estado correctamente nutrida, va a generar un balance energético negativo, con incremento de los ácidos grasos no esterificados (llamados también NEFA) y de los cuerpos cetónicos (entre los que destacan el beta-hidroxibutirato, BHB)

A diferencia de lo que ocurre con el bovino, en ovejas con una mala condición corporal o con un manejo estresante, podemos encontrarnos con la toxemia de gestación. Si estas situaciones se producen después del parto, aparece la cetosis de lactación, a la que hemos de añadir el estado de EO, causado por el desequilibrio entre las sustancias oxidantes y antioxidantes del organismo. Las sustancias oxidantes se producen de forma natural y son el resultado de la actividad metabólica, pero también de un mal manejo y una ración inadecuada. Por el contrario, como sistema de compensación, el organismo dispone de una serie de defensa antioxidante, que contrarresta la acción nociva de los oxidantes. Algunos de los antioxidantes pueden ser sintetizados en el organismo, pero otros son aportados con la suplementación, no sólo vitamínica y mineral, sino también mediante extractos vegetales. Cuando el balance entre oxidantes/antioxidantes se rompe, se entra en el estado de EO, con una clara conexión con dismetabolías peripartales y estados inflamatorios.

Veamos por qué de una forma resumida: a consecuencia del EO que se desarrolla, los oxidantes activan el factor de necrosis tumoral NF-kb, favoreciendo la aparición de procesos inflamatorios, con disfunción en la respuesta inmune por parte de los macrófagos. Debido a ello, se liberan citoquinas que no hacen más que potenciar el estado pro-inflamatorio. Por otro lado, el EO favorece la lipólisis, con incremento de NEFA, generadores a su vez de oxidantes. Finalmente, las citoquinas liberadas potencian a su vez la lipólisis existente y merman la ingesta. Para complicar el cuadro, la producción de NEFA y BHB causan inmunosupresión, potenciando la activación del factor de necrosis tumoral NF-kb. En definitiva, estamos ante un círculo vicioso y que acontece en los animales lecheros de alta producción, sea de la especie que sea. Esta situación, un tanto caótica, ha sido definida por varios investigadores como estrés metabólico.

En este marco, hemos de introducir un nuevo protagonista: los inflamasomas. Fueron descubiertos hace quince años en la especie humana y son un grupo de proteínas complejas contenidas en los macrófagos, que participan en el sistema inmune. Existen diversos tipos de inflamasomas. Unos responden a agentes infecciosos y otros también a sustancias metabólicas, como ocurre con el inflamasoma NLRP3. En situaciones de EO, los radicales libres son capaces de estimular la formación de este tipo de inflamasoma, favoreciendo la liberación de mediadores inflamatorios y creando situaciones de inflamación no séptica (pues no media ningún agente infeccioso). Este hecho lleva a pensar que, en numerosas ocasiones por un EO y una dieta desequilibrada, con una inflamación consecuente, se han podido dar antibióticos sin que fueran necesarios. Simplemente, con una buena ración de origen natural rica en antioxidantes, muchos de ellos con carácter antibacteriano, se hubiera podido controlar esta situación.

Necesidad de proteína

La proteína es un elemento bastante conflictivo, puesto que en la ración de ovino tiende a darse elevadas cantidades de la misma, lo que consideramos un error. Y es que el exceso de nitrógeno en la dieta tiene efectos perjudiciales sobre la salud del animal y a nivel medioambiental. Estos animales son capaces de formar su propia proteína microbiana y ese nitrógeno que no utilizan es eliminado por la orina en forma de amoniaco.

Desde el punto de vista de la salud animal, el exceso de nitrógeno en la dieta supone una sobrecarga renal. Además, en instalaciones mal diseñadas y ventiladas, una predisposición al padecimiento de enfermedades respiratorias. Es la consecuencia del EN, que ya mencionamos anteriormente y que constituye un concepto de muy reciente implementación.

Además, EN y EO están estrechamente conectados, especialmente en la fase de transición. En este periodo podemos encontrarnos con un animal con sobrecarga metabólica, desajuste dietético unido al estado pro-inflamatorio que favorece el parto, o bien se ha generado tras el mismo. El resultado es la generación de oxidantes, que en el medio interno tienen una gran afinidad por las proteínas. Si se da el caso de que la ración del animal presenta un exceso proteínico, los oxidantes causarán peroxidación proteica con numerosos efectos negativos: alteraciones en la metabolización de nutrientes, en la síntesis de enzimas y hormonas, en las membranas celulares, así como una hiperreactividad inmunológica. Por lo tanto, es fundamental que los radicales libres, ya sean derivados del oxígeno o del nitrógeno, estén controlados. De ahí la importancia de una buena defensa antioxidante.

Otras demandas

En esta fase de transición, la oveja demanda minerales, vitaminas, probióticos, extractos vegetales…

En cuanto a los minerales, tienen importancia el calcio y fósforo, que deben ser aportados en la proporción adecuada. Por lo que respecta al magnesio, niveles bajos conducen a la tetania hipomagnesémica.

La suplementación vitamínica y mineral bien estructurada, para evitar interferencias entre minerales, ayuda a favorecer la actividad metabólica y a crear protección antioxidante. Así, el selenio y la vitamina E son algunos de los elementos que participan en la formación de uno de los principales sistemas antioxidantes del organismo, el sistema glutatión, o mismo el cobre y el cinc que favorecen la formación de la enzima antioxidante superóxido dismutasa.

La suplementación prebiótica y probiótica favorece la actividad ruminal, sobre todo en el posparto, minimizando el riesgo de acidosis ruminal y el gasto energético derivado de la producción de metano, además de actuar favorablemente sobre la microbiota intestinal.

Finalmente, terminamos con los extractos vegetales, abundantes en la naturaleza. Su acción positiva tiene una doble vertiente: frenan la acción deletérea de los radicales libres y algunos de ellos poseen efectos antimicrobianos, abriendo una puerta hacia la investigación animal natural y sostenible con gran futuro.

Conclusiones

  • La producción ovina u ovinotecnia ha de ser considerada como una actividad industrial del sector primario, donde operan diferentes disciplinas en coordinación con el veterinario, que ha de adquirir el papel de gestor de las diferentes acciones a tomar.
  • La investigación, tanto en campo como en centro específicos, continúa siendo fundamental, pero ha de estar enfocada hacia aspectos reales y aplicables por el ganadero. Todas las disciplinas son necesarias y han de actuar conjuntamente.
  • Uno de los grandes retos a abordar desde ya refiere a la nutrición de los animales, el equilibrio entre los diferentes componentes de la ración, la búsqueda de nuevas fuentes nutricionales y el enriquecimiento del producto final. Además, la divulgación a la sociedad es fundamental, pus contribuirá a desechar falsas creencias por desconocimiento.
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