23/06/2020 - 09/07/2020

XXII Foro Nacional de Ovino 2020

Bioseguridad y tecnología definen un nuevo modelo de producción ovina para el siglo XXI

Actas XXII Foro Nacional de Ovino 2020 – 6ª Ponencia – Seminario 3: ‘El poder del calostro y su microbiota para conseguir una Recría 10 en ovino’

Guía práctica del manejo del calostro: conclusiones y aprendizaje del Estudio de la Calidad del Calostro en las razas de ovino de España

Laura Elvira, José Luis Blasco y Jorge Gutiérrez

Equipo técnico de Rumiantes de MSD Animal Health

10/11/2020

MSD Animal Health lleva tiempo trabajando en el Plan Recría 10. La incógnita que les impulsó a iniciar este proyecto fue saber cómo se maneja el encalostrado en las granjas de ovino en España. Para tener una buena recría, es fundamental contar con un buen plan sanitario en preparto y vacunar a la madre, ya que el cordero nace sin defensas y necesita adquirirlas mediante el calostro. Por lo tanto, además de los parámetros analizados en el estudio, la vacunación de la madre, junto con una correcta desparasitación, es esencial para tener un calostro de más calidad.

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Para este estudio se analizaron 2.128 muestras individuales de calostro, de las que 1.537 (el 72%), procedían de ganaderías de ovino de leche, mientras que 591 eran de ganaderías de carne (el 28%). Además, se analizaron 294 ‘pooles’ de calostro procedentes de 11 granjas diferentes y, por otro lado, 75 muestras de 16 granjas para medir la calidad microbiológica. Por último, también se analizaron sueros de los corderos que habían tomado ese calostro, para valorar la calidad del encalostrado. En total fueron 891 sueros, con 606 de explotaciones de leche (el 68%) y 285 procedentes de corderos de ganaderías de ovino de carne (el 32%).

Para considerar buenos los resultados en granja el objetivo fue que, al menos, el 80% de los corderos estuvieran bien encalostrados, con unos valores superiores a 8,3 grados Brix. El resultado que se obtuvo en ovino de leche fue que el 53,5% de los corderos estaban bien encalostrados, pero un 46,5%, que es un porcentaje bastante alto de corderos, no llegaban a esos 8,3 grados Brix. En ovino de carne los corderos bien encalostrados subían al 66%, pero seguía habiendo un 34% de corderos mal encalostrados.

También se obtuvo el resultado de los valores medios del calostro. Para los correctamente encalostrados en ovino de carne tuvieron una media de 9,7 grados Brix y en ovino de leche una media de 9,0. Respecto a los que fueron mal encalostrados, la media se situaba muy lejos de esos 8,3 grados Brix; en ovino de carne estaban en 7,0 grados Brix, y en ovino de leche en 6,6. Por lo tanto, existe un amplio margen de mejora en el encalostrado de los corderos.

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Reglas de Oro del Calostro

Son las denominadas 4 C’s del calostro: calidad, cantidad (debe rondar el 10% del peso vivo, por lo que serían unos 400 mililitros), cuándo (en las primeras seis horas de vida), y contaminación (se debe maximizar la higiene en su manejo). También se debe refrigerar o congelar el calostro para evitar la proliferación microbiana.

En el estudio se analizaron todos estos factores como punto de partida para poder ir mejorando los resultados de las granjas.

Calidad inmunológica

El refractómetro de Brix es una herramienta práctica que se puede utilizar en granja para valorar la calidad del calostro. Existe un punto de corte que se utiliza, equivalente a los 50 gramos del calostrímetro, que sería igual a los 24 grados medidos con un refractómetro de Brix. Los calostros, en función de la calidad, se clasifican en cuatro categorías: malo (por debajo de 20 grados Brix), medio (de 20 a 24 grados), bueno (de 24 a 29 grados) y excelente (más de 30 grados). Los considerados como malos no serían aptos para administrar a los corderos, al menos en la primera toma.

Respecto a los resultados obtenidos en el estudio, la calidad en ovino de carne fue más alta, con un 59,6% de calostros buenos o excelentes. Esto es debido a que, al producir menos calostro, se concentra y tiene más calidad.

Por lo que respecta al ovino de leche, el calostro de una de cada tres ovejas era de baja calidad, lo que representa una proporción alta y se debe trabajar en mejorar estos resultados. Aunque el promedio en ovino de leche fue de 24 grados, variaba entre razas, teniendo las más productoras, como la Lacaune, un promedio de 22 grados, mientras que la Manchega subía a 26,1. En carne también se observaron diferencias entre razas, por lo que es un factor que orienta sobre la posible calidad del calostro.

En el caso del ovino de carne, además llama la atención las diferencias entre explotaciones de la misma raza. Es el ejemplo de la raza Merina en la que, con un manejo similar, hubo granjas con un 55% de calostros malos y otras con solo un 12%. Por lo tanto, el efecto explotación es muy importante y es necesario que cada ganadero tenga datos de su propia granja para tomar correctamente las decisiones y mejorar.

También se analizó el impacto del número de partos en la calidad del calostro. Se suele pensar que existe una experiencia inmunológica y, a mayor número de partos, la calidad del calostro es mejor. Sin embargo, aunque la calidad del calostro fue algo menor en el primer parto, no se observaron diferencias estadísticamente significativas, por lo que los de primer parto pueden ser tan válidos como el resto.

Otro aspecto que puede afectar a la calidad del calostro es la prolificidad, es decir, el número de corderos que tiene la oveja. Las ovejas gestantes de más de un cordero produjeron un calostro de más calidad, aunque la cantidad prácticamente no aumentó. Así, se observó que los calostros de excelente calidad procedían de ovejas con una media de prolificidad de 1,6 corderos. Estos resultados concuerdan con otros trabajos previos.

Sería interesante que las ganaderías de ovino de carne tuvieran calostro de calidad almacenado, sobre todo en los casos de partos triples, para complementar y ayudar a la supervivencia de los corderos que, posteriormente, van a tener un valor económico.

Pero no solo importa la calidad del calostro para realizar un buen encalostrado. El manejo de la paridera, que los corderos tomen el calostro a tiempo para maximizar su absorción en sangre o que no haya contaminación, son otros factores que influyen. Puede haber ganaderías con un calostro de alta calidad cuyo encalostramiento no sea bueno, y también al revés. Por lo tanto, es muy importante detectar los puntos críticos de mejora.

Como ocurre en el caso de ovino de carne, en una misma raza de ovino de leche existe una gran variabilidad entre las ganaderías. Por ejemplo, en las explotaciones estudiadas de raza Manchega, algunas tuvieron un 56% de calostros de baja calidad, mientras que otras que se situaron en un 7%. El valor de cada raza es indicativo y puede servir de referencia, pero también hay mucha variabilidad entre las explotaciones.

Otro punto interesante es que en las explotaciones de leche hay un efecto dilución, por lo que existe una peor calidad del calostro que en las ganaderías de carne. Además, cuando se fijan parámetros de nivel productivo, se observa que las ovejas con mayor producción tienen peor calidad de calostro. En las explotaciones se tiende a aumentar la producción de leche para obtener más ingresos en las granjas en la búsqueda de la rentabilidad, pero se debe tener en cuenta que puede afectar a la calidad del calostro, por lo que hay que trabajar bien en el resto de aspectos para conseguir un buen encalostrado de los corderos.

Por lo tanto, en explotaciones más productivas, es cada vez más importante la combinación de varios factores y optimizar el manejo del calostro, que posteriormente tendrá mucha repercusión a corto plazo en la salud de los corderos destinados a venta, y a largo plazo en la reposición.

Otro punto interesante es la condición corporal. Los animales del estudio tenían una buena condición corporal, entre 2,5 y 3,5. Entre esas medidas, no hubo diferencias significativas y los valores Brix fueron bastante buenos. Sí que se observó un descenso significativo en las ovejas que tenían una excesiva condición corporal, por encima de 3,5, posiblemente por problemas metabólicos asociados, como la toxemia de gestación o cetosis, por lo que el reto es conseguir mantener una adecuada condición corporal en las madres.

Por otra parte, las granjas de mayor tamaño suelen utilizar ‘pooles’ de calostro, con el objetivo de reducir la mano de obra. En estas granjas, la calidad de los ‘pooles’ era peor que la calidad individual de las ovejas por el efecto dilución. Cuando se mezclan calostros, los de peor calidad aportan tienen un mayor peso sobre la calidad del calostro.

Además, solo se debe usar el calostro del primer ordeño para la elaboración de ‘pooles’. En las explotaciones en las que se añade calostro del segundo y tercer ordeño, baja considerablemente su calidad. Es lógico, porque el verdadero calostro está en el primer ordeño, mientras que en el segundo y tercero es leche de transición. Por lo tanto, esa primera toma de calostro que se da a los corderos debe proceder del primer ordeño, mientras que los siguientes ordeños se pueden utilizar para tomas sucesivas, pero no se deben mezclar con el calostro.

Cuándo dar el calostro

Otro de los aspectos que se analizó en las explotaciones que utilizaban calostro en ‘pooles’ fue que las ganaderías que tenían un mayor porcentaje de fallo del encalostrado se diferenciaban en que únicamente realizaban el ordeño del calostro una vez al día. En este aspecto entra en juego otra de las C’s del calostro, que es ‘cuándo’. Se puede enfocar de dos formas. En primer lugar, por el tiempo que pasa desde que la oveja pare hasta que se ordeña. Según van pasando las horas, si no se ordeña, los anticuerpos del calostro se irán reabsorbiendo a la sangre y ya no los transferirá al cordero. En segundo lugar, se refiere al tiempo que tarda el cordero en tomar ese calostro, ya que el intervalo de absorción intestinal de los anticuerpos dura 24 horas (con una absorción máxima durante las primeras 6 horas vida). Por lo tanto, lo ideal es recoger calostro como mínimo dos veces al día cuando se trabaja con ‘pooles’, y administrarlo rápidamente a los corderos.

Cantidad de calostro

Otra de las C’s del calostro analizada fue la cantidad de calostro que se daba en la primera toma a los corderos. Se observó una gran variación, entre 100 y 400 mililitros. Este aspecto es importante porque hay que asegurarse de que los corderos adquieren el número necesario de anticuerpos de la madre. Por lo tanto, un tema interesante para trabajar en las granjas es asegurar un volumen mínimo en las primeras 24 horas correspondiente al 10% del peso vivo del animal.

Es importante tener un calostro de alta calidad, pero también que se administre de una forma correcta. En algunas explotaciones se producían fallos de encalostrado por la forma de calentar el calostro antes de ofrecérselo a los animales. El problema es que los anticuerpos son unas proteínas muy especiales que deben tener una estructura determinada para ser funcionales. A temperaturas muy altas, se inactivan y dejan de funcionar. Por lo tanto, la mejor forma de calentarlo es al baño María (< 50°C), evitando el uso del microondas y el sumergirlo en agua hirviendo para que se caliente más rápidamente. Incluso en una de las ganaderías del estudio, se trabajaba con una chocolatera para poder homogeneizar y calentar el calostro sin subir la temperatura.

Calidad microbiológica

La contaminación que puede darse en el calostro y la calidad microbiológica son fundamentales para conseguir un correcto encalostrado. El calostro es un caldo de cultivo muy propicio para que crezcan las bacterias. De hecho, cada veinte minutos se multiplica exponencialmente el número de bacterias, por lo que es un riesgo.

El calostro contaminado tiene dos efectos negativos directos. En primer lugar, tiene un potencial efecto patógeno, ya que las vellosidades intestinales de los corderos son muy permeables durante las primeras 24 horas para absorber las inmunoglobulinas, por lo que por esa ‘puerta’ también pueden pasar los patógenos directamente a la sangre. Además, se ha observado, sobre todo en el caso del ganado vacuno, que hay una clara interferencia en la absorción de inmunoglobulinas, produciendo un fallo de transferencia de inmunidad.

Para poder tener unos valores de referencia y extrapolar los datos del estudio a otras explotaciones, se han tomado los datos de referencia del vacuno lechero a nivel internacional. Se trata del recuento total de bacterias o mesófilos, cuyo valor límite debería ser 100.000 unidades por mililitro, y del recuento de coliformes, que debe estar por debajo de 10.000 unidades.

De los 75 ‘pooles’ que se han analizado en nuestro estudio por contaminación microbiológica, se pidió a los técnicos y ganaderos que escogieran una muestra de un biberón o una sonda al azar en el momento de encalostrar a los corderos, para recoger las posibles contaminaciones a través del proceso de manejo del calostro. En cuanto a los mesófilos, solo un 38% de los calostros eran aptos. El hecho de conservar calostro en el cubo a temperatura ambiente provoca una multiplicación de estas bacterias. Es decir, en las granjas con problemas de mesófilos, se debe mejorar la conservación y el procesado del calostro. La situación respecto a los coliformes es distinta, ya que un 79% de calostros fueron aptos. Aunque solo haya un 21% de calostros que no cumplen con el recuento de menos de 10.000 unidades, esta cifra puede mejorarse, ya que se trata de una cuestión de hábitos en la higiene del ordeño.

El calostro se debe refrigerar si no se va a usar de inmediato, aunque se corre el riesgo de creer que con introducir el calostro en el frigorífico ya es suficiente. Por ejemplo, en una explotación del estudio se observó que, cuando el ganadero introducía en la refrigeración cuatro botellas de cinco litros de calostro recién ordeñado, se producía un incremento drástico de temperatura y un posterior descenso paulatino. En una de las botellas del calostro, apenas hubo disminución de temperatura. En dos horas y media, únicamente bajó 2 grados centígrados la temperatura del calostro en el frigorífico. Por lo tanto, se debe revisar la capacidad de enfriamiento del frigorífico y hay que trabajar en buscar otro método de refrigeración del calostro para bajar rápidamente la temperatura.

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