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XXII Foro Nacional de Ovino 2020

Bioseguridad y tecnología definen un nuevo modelo de producción ovina para el siglo XXI

Actas XXII Foro Nacional de Ovino 2020 – 3ª Ponencia – Seminario 2: ‘La nutrición y la eficiencia reproductiva: nuevos métodos reproductivos’

Aplicación de la prostaglandina en protocolos hormonales de pequeños rumiantes

José Alfonso Abecia Martínez

Catedrático de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza

(Transcripción recogida de la presentación del autor)

03/11/2020
El protocolo hormonal con prostaglandinas no es habitual en pequeños rumiantes, especialmente en ovino, debido a falta de tradición. Existe bibliografía en zonas de América del Sur, porque no contaban con otros métodos de control del ciclo sexual, que son fundamentalmente las esponjas vaginales. También porque los métodos de control de ciclo se utilizan en anestro en los meses de primavera, mientras que las prostaglandinas deben utilizarse fundamentalmente en época reproductiva. Por lo tanto, la información en España era escasa.
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Los tratamientos hormonales imitan el ciclo sexual natural. La longitud son 17 días, con una fase folicular breve de unos 2 días de duración donde el estradiol es dominante y una fase luteal, con cuerpos lúteos en el ovario, se excreta la progesterona y es la fase en la que actúan las prostaglandinas, que se liberan desde el útero para ejercer la luteólisis o ruptura del cuerpo lúteo.

Las prostaglandinas

Las prostaglandinas son ácidos grasos carboxílicos desde el punto de vista bioquímico, que se encuentran en casi todos los tejidos, no sólo en el aparato reproductivo. Actúan de forma similar a las hormonas y promueven efectos biológicos variados y a menudo enfrentados. Hay 14 compuestos identificados de prostaglandinas, de los tipos A, B, E y F. En reproducción, son significativos los tipos E y, sobre todo, el F. en particular el F2 α.

La PGF2α tiene un potente efecto constrictor de la musculatura lisa vascular y bronquial, e inhibe las secreciones ácidas gástricas. Además, participa en el desencadenamiento del parto, al inhibir la secreción de progesterona. Sensibiliza al músculo liso uterino a la acción de la oxitocina, iniciando y manteniendo las contracciones uterinas.

Su mecanismo de luteólisis es todavía desconocido. Existen varias hipótesis: mecanismos mediadores por receptores en el cuerpo lúteo, cambios en el flujo sanguíneo ovárico o una inhibición sobre la síntesis y secreción por progesterona.

Lo concreto es que, una vez producida la regresión del cuerpo lúteo con la consiguiente disminución de los niveles de progesterona, comienza una nueva fase de desarrollo folicular.

Para que se produzca y se libere prostaglandina, se necesita que se expresen los receptores de estradiol y oxitocina, y que a ellos se acoplen el estradiol del folículo y la oxitocina del cuerpo lúteo, y que se desencadene la secreción de prostaglandina. Si hay un embrión presente, es el encargado de inhibir la liberación de prostaglandina, reduciendo el efecto de los receptores. Por lo tanto, el embrión preserva el cuerpo lúteo y su propia existencia.

Por lo tanto, la PGF2α actúa sobre la fase luteal frente al cuerpo lúteo. Su acortamiento permite una ajustada sincronización y proporciona un aceptable nivel de fertilidad, tanto con monta natural como con inseminación artificial. El empleo de PGF2α y sus análogos, así como cualquier otro sistema que se base en la regresión del cuerpo lúteo, indudablemente no tendrá sentido durante los periodos anovulares, en anestro estacional. Sólo lo tendrá con hembras que ciclen regularmente, quedado de esa manera restringido a la estación reproductiva.

Este hecho provoca que, una vez realizada la primera aplicación de prostaglandina, la dispersión de celos es muy grande, por no tener todas las ovejas cuerpo lúteo y por estar en fases diferentes del ciclo estral. Por lo tanto, la doble dosis de prostaglandina asegura que todas las ovejas tengan un cuerpo lúteo, y por ello las manifestaciones de celo sean más concentradas en el tiempo.

Cuando se inyectan análogos de la PGF2α, no se observa una secreción de progesterona, ni una cantidad ni duración del pico preovulatorio de LH, ni un desarrollo folicular consecutivo a la luteolisis diferentes a los de las prostaglandinas naturales. Por lo tanto, los análogos también cumplen con los requisitos para que los animales respondan.

Si se administra la prostagladina entre los días 5 y 14 del ciclo, se logra una alta efectividad luteolítica, obteniendo a las 24 horas el pico preovulatorio de LH con una alta sincronización de celos. Puede ocurrir que, en esa primera inyección, haya animales que se encuentren entre los días 3-4 o 5-16 del ciclo, por lo que las prostaglandinas tienen un escaso efecto sobre el cuerpo lúteo. Este hecho ha llevado a que se pusieran en marcha protocolos de sincronización del celo con dos inyecciones separadas por 9, 10 u 11 días, para que todos los animales estén en la fase luteal media en la segunda aplicación.

Protocolos

La mayor parte de la bibliografía está realizada por grupos de investigación en América del Sur, sobre todo Uruguay y Argentina. En uno de esos trabajos se hace una revisión de diferentes intervalos entre las dos inyecciones de prostaglandina. El mínimo debería ser 7 días, aunque lo recomendable está alrededor de los 10 días. Hay una gran variación en el desencadenamiento del celo, que puede estar entre 38 y 70 horas tras la segunda inyección. También hay variación en el momento de la ovulación.

Un protocolo clásico de sincronización con prostaglandinas consta de una primera inyección, otra segunda a los 9-11 días, y posteriormente introducción de machos o realizar inseminación artificial, que debería hacerse entre 50 y 56 horas después de la segunda dosis.

Otra posibilidad es un protocolo corto en combinación con esponjas vaginales. Se coloca el dispositivo vaginal durante 6-7 días, y a la retirada se aplica una inyección de PMSG y otra de prostaglandina. Esta aplicación de prostaglandina es variable según los protocolos, pudiendo ponerse en el momento de la colocación de la esponja, 24 horas antes de la retirada, en el momento de la retirada, etc.

Otra opción es un protocolo que incluya melatonina. Se puede utilizar en época no reproductiva, por lo que se debe inducir la actividad ovárica. Un ejemplo es la aplicación de implantes de melatonina, 10-20 días después una administración de prostaglandina, otro a los 9 días, e introducción de machos a los 4-12 días. También se puede aplicar la segunda dosis en el momento de introducción de los machos, siempre que se mantenga el intervalo entre las dos dosis entre 9-11 días.

Resultados

En un estudio realizado en Argentina sobre sincronización de celos en ovinos con doble dosis de prostaglandina con un intervalo de 14 días, un 40% de los animales presentaron celo a las 48 horas de la segunda administración, con un 15% de animales en celo a las 24 horas, un 25% a las 72 horas, y con algunos animales que salieron en celo cuatro días después de la segunda inyección. Los autores señalan que un 67% se suman entre el segundo y el tercer día.

En otro trabajo se compararon cuatro tratamientos: el clásico con esponjas + PMSG a los 12 días, doble dosis de prostaglandina, tratamiento corto de esponjas + PMSG y una sola dosis de prostaglandina. El porcentaje de ovejas en celo con las dos dosis de prostaglandina fue muy similar al tratamiento clásico con esponjas, mientras que con una única inyección de prostaglandina fue más bajo. El porcentaje de fertilidad fue similar.

Una prueba realizada en la Universidad de Zaragoza comparó la doble inyección de prostaglandina con un intervalo de diez días de duración, un tratamiento corto de esponjas + PMSG y prostagladina a la retirada de la esponja, y un tratamiento clásico de esponjas. Con los dos primeros tratamientos, los animales retrasaron la aparición de celo. A las 31 horas se tienen como media los celos en el tratamiento clásico de esponjas, mientras que en los otros dos la media es de 44 horas. Se presume que el momento de ovulación y de pico de LH también va a estar retrasado, por lo que deberían revisarse los momentos de la inseminación artificial en función del tratamiento que se utilicen.

En un estudio de Santiago Sanz presentado en la SEOC de 2019, realizado con animales de raza Rasa Aragonesa en la provincia de Zaragoza y únicamente en primavera, época en la que las prostaglandinas tienen menos efecto, los datos de fertilidad fueron muy bajos, entre el 24% y el 34%. Los tratamientos con melatonina suben al 75% y, si se añade prostaglandina en el momento de introducir los machos, se llega al 77%. Por lo que respecta a las cubriciones de verano, los resultados de fertilidad son muy buenos, llegando al 71% en los lotes de inseminación. Por último, en la cubrición de otoño e invierno, se llega a una fertilidad del 76% con prostaglandinas.

Otro estudio que realizamos sobre el uso de melatonina y prostaglandinas en raza Assaf demostró que si se aplica únicamente el implante de melatonina, se alacanzó una fertilidad del 69%, que subió al 83% con una inyección de prostaglandina y al 84% con dos inyecciones.

Respecto a la combinación con el efecto macho, hay referencias con una segunda inyección de prostaglandina en el momento de introducir los machos. Esta combinación puede ser una alternativa adecuada para la sincronización de celo en inseminación artificial sin la necesidad de llevar a cabo detecciones de celo. Se debe inseminar 48 horas después de la segunda dosis. Un estudio realizado en época favorable desveló que la fertilidad con el efecto macho era del 61%, pero en cuando se aplicaba la prostaglandina, subía hasta el 91%.

Por último, en otro estudio con dos inyecciones de prostaglandina y una introducción de machos cuatro días antes de la segunda inyección, con machos vasectomizados, que provocan el efecto macho para la descarga de LH, se aumentó la fertilidad, por lo que también puede ser una alternativa interesante.

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